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Estrés postvacacional en perros y gatos

Con el fin de las vacaciones llega la vuelta a la rutina y lo que muchos no pensamos es que nuestras mascotas también pueden sufrir los cambios, a su manera.




Durante las vacaciones vivimos más relajados, sin la necesidad de correr al trabajo, al cole, a la universidad... Sin horarios que cumplir, pasamos más tiempo disfrutando de nuestra familia, que en muchas ocasiones incluye a nuestra mascota. Con la vuelta al trabajo, el tiempo que pasamos con ellos se ve reducido notablemente, y ellos también lo notan.


El estrés es un término usado de forma rutinaria tanto en el ámbito médico como veterinario pero debemos saber su significado real y saber diferenciar el estrés del distrés. El estrés, no deja de ser un mecanismo adaptativo que no debería tener una connotación negativa. El distrés es la respuesta a una situación de estrés continuada o repetida, que sí tiene consecuencias físicas y psicológicas negativas para el organismo. En este caso, el individuo pierde la capacidad de enfrentarse a la situación de estrés y de adaptarse.


La salud y bienestar de un animal deben considerarse desde los planos físico, mental y social, y por tanto, el estrés puede influir en todos ellos. La respuesta al estrés consiste en los cambios fisiológicos, conductuales y psicológicos, que se producen de cara a un desafío al estado de bienestar de un individuo. Estos cambios no son generales, sino que dependen de la naturaleza del estímulo, de su intensidad, del temperamento y de la experiencia del individuo y de su capacidad para predecir y evitar el estímulo.




Por otro lado, el estrés es la causa principal de muchos problemas de comportamiento, como pueden ser la ansiedad, la agresividad, la hiperactividad, las conductas compulsivas, las fobias y la eliminación inadecuada (orinar o defecar fuera de la bandeja en el caso de los gatos, encima de la cama o en la ropa del propietario).


Es por eso que como cuidadores y propietarios debemos saber detectar señales tempranas de estrés para poder intervenir adecuadamente. Es importante conocer el lenguaje canino y felino y evitar el aprendizaje del animal dando respuestas agresivas a situaciones de estrés continuadas.


Por ello, tanto los viajes, como los traslados y los cambios de seguridad relacionados con el entorno pueden provocar estrés fácilmente, sobretodo en los gatos. Proporcionarles un entorno seguro y tranquilo ayudará a que recuperen su bienestar.


Para evitar situaciones amenazantes con nuestra mascota a través de nuestro lenguaje corporal, se recomienda:

  • Evitar el contacto visual directo.

  • Utilizar juguetes o comida para animar al gato a acercarse y si lo hace, se puede rascar con cuidado debajo de la barbilla y a un lado de la cabeza si se muestra confiado y parece disfrutar del contacto.

  • Acariciar a los lados de la cabeza, el cuello, evitar la zona de la cola y que se asuste al no vernos aparecer.

  • Evitar inclinarse hacia la cara de un perro o gato que muestra miedo.

  • Reducir gestos bruscos con la manos y moverse lentamente.

  • Hablar suavemente y con moderación.

Poco a poco y con paciencia, conseguiremos recuperar la confianza y tranquilidad de nuestra mascota y que de esta forma consiga mantener su bienestar y salud mental adecuada. De esta forma, su vuelta a la rutina será agradable y sin contratiempos. Aunque no nos engañemos, es posible que para todos algo más monótona, así que empezaremos a contar los días para las próximas vacaciones... ;-)

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