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Guía básica para vivir con un hurón


El hurón se ha popularizado como animal de compañía en los últimos años, y ya ocupa el tercer puesto en Estados Unidos y en algunos países de Europa. Y no es de extrañar, ya que el hurón no necesita tanta atención como un perro, pero tampoco es tan independiente como un gato. Los hurones son animales inquietos, curiosos, activos y muy juguetones, pero también cariñosos y afectuosos.


¿Cómo mantener a un hurón?


Los hurones pasan la mayoría del tiempo en su jaula. Es recomendable que ésta sea grande y que tenga diferenciadas, al menos, las zonas de alimentación, defecación (bandeja con arena de gato, papel, etc) y descanso (las hamacas son las más populares).


Su inquietud y curiosidad hace que les guste investigar y esconderse en sitios de los que a veces no pueden salir, así como meterse pequeños objetos en la boca (que hay que vigilar porqué se los pueden llegar a tragar). Además, les gusta trepar y saltar por los muebles, aunque no son muy buenos calculando distancias. Por ello, si tenemos un hurón, debemos estar atentos cuando están fuera de su jaula.


¿Qué comen?


Lo más recomendable es darles pienso de buena calidad, para hurones, ya que aporta todos los nutrientes necesarios para ellos. También podemos darles comida fresca (jamón, pavo...) a modo de premio, o bien premios comerciales para hurones o gatos, siempre con moderación y como recompensa durante su adiestramiento y proceso de educación.


¿Qué cuidados médicos necesita?


Los hurones, al igual que los perros y los gatos, deben visitar al veterinario para su revisión anual y estar identificados con un microchip.


No es obligatorio vacunar a los hurones (a excepción de la vacuna antirrábica para poder viajar), pero se recomienda vacunar contra el virus del moquillo canino, ya que causa una enfermedad potencialmente mortal en hurones.


Hay que hacer desparasitaciones externas periódicas para prevenir los ácaros en los oídos (bastante frecuentes) y para pulgas y garrapatas en aquellos que salen a la calle o conviven con perros. Los parásitos internos son menos comunes y no necesitan ser desparasitados con mucha frecuencia.


La castración es altamente recomendable tanto en machos (por el fuerte olor que tienen) como en hembras, ya que tienden a tener celos persistentes que conllevan problemas de salud.


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